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Humanizar la ciencia con arte y tecnología

Mónica Alcázar-Duarte obtuvo recientemente el premio Wayfinder, otorgado por National Geographic Society; con su obra, que utiliza técnicas como la realidad aumentada, reflexiona acerca de temas como la exploración espacial y la ecología

CULTURA

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VISIÓN ARTÍSTICA. Considera que es fundamental actualizar las leyes que protegen al espacioCréditos: Arte: Nicole Flores

La artista visual mexicana-británica, Mónica Alcázar-Duarte, es una de las ganadoras del premio Wayfinder 2022, otorgado por National Geographic Society a personas que, a través nuevas tecnologías, investigación, fotografía, entre otras técnicas, defienden y protegen al mundo. 

Alcázar-Duarte utiliza la fotografía como símbolo, encuentra en ella una manera de expresar ideas inmediatas. Sin embargo, considera, el marco de una imagen es un límite para la lectura de los espectadores; además, por sí misma, no basta para comunicar sus pensamientos. Por ello, se apoya en otros medios tecnológicos como la realidad aumentada para así incluir el contexto que rodea a una instantánea y que forma parte de la representación.

Desde hace aproximadamente siete años ha estado trabajando en un proyecto enfocado en la relación de la humanidad con la exploración espacial y con la ecología en nuestro planeta, conceptos aparentemente separados, pero que, a través de una serie de muestras artísticas en las que combina la fotografía con escultura, cine, performance, animación y realidad aumentada, logra unirlos con la finalidad de concientizar sobre la necesidad de reconectar con la Tierra y de considerar a la exploración espacial como una base para la adquisición de nuevos conocimientos para solucionar problemas del planeta que habitamos.

PROPUESTA. Con su obra busca llegar a las nuevas generaciones (Foto: Cortesía Mónica Alcázar-Duarte)

En entrevista, dice: “Colaboro con científicos de la Agencia Europea Espacial que están enfocados en ir a Marte y desarrollar ahí, en algún momento, hábitats nuevos. A través de una serie de entrevistas les cuestiono cuál es su visión respecto al planeta Tierra en unos 20 o 30 años y así comienzo a desarrollar una serie de conceptos usando diferentes tecnologías, como la realidad aumentada, para atraer nuevas audiencias jóvenes y hablarles de procesos de ecología, conservación, de formas de ver la Tierra desde afuera, lo que los astronautas llaman el efecto overview effect, y que se refiere a la experiencia que tienen de ver nuestro planeta en un contexto en medio del universo, que no es muy amigable con la vida, y que comparan como un oasis en medio de la nada, invitándonos a reflexionar  sobre la fragilidad de nuestro planeta y la urgente necesidad de salvaguardarlo”.

A Mónica siempre le interesó hablar de temas que no son “glamurosos”, pero son importantes, como la exploración espacial y el marco político, es decir, las leyes que protegen al espacio, hechas en 1945 bajo el contexto de la Segunda Guerra Mundial, donde empieza una carrera por llegar a la Luna y que hablan del espacio como un territorio de la humanidad.

La artista considera que es fundamental actualizar dichas leyes bajo el contexto actual en el que, de acuerdo con sus investigaciones, son corporaciones, no países, quienes apoyan estas exploraciones espaciales. “No hay un marco legal que regularice quién puede declarar como suyo el lugar espacial al que llegue, por eso yo quería hablar de la ausencia de un marco legal al respecto y de la importancia de hacer este tipo de conversaciones desde ahora porque las leyes se pueden escribir hoy, pero tardan diez, quince años para que se logren introducir en el sistema jurídico”, añade.

Con una curiosidad genuina por saber si realmente la humanidad va a llegar a Marte y dejar la Tierra detrás, y bajo un contexto en el que proyectos como Mars One se escuchaban por todo el mundo, además de estrenarse películas relacionadas al espacio exterior como “El Marciano” o “Interestelar”, la artista comenzó a desarrollar sus proyectos y exhibiciones con realidad aumentada sin imaginar que encontraría en ello discriminación por ser mujer y por tener orígenes latinos, debido a  que su trabajo  llamó la atención en diferentes partes del continente Europeo donde comenzaron a  cuestionarse que una mujer de origen latino estuviera hablando de ciencia utilizando la tecnología como medio de comunicación, razón que impulsó más a la artista a seguir  hablando del tema.

“Me di cuenta de la ignorancia profunda que hay en occidente, comenzaron a preguntarme muy sorprendidos si es algo que hice yo, entonces, me cayó el 20 de que nunca esperan que una mujer de latinoamericana esté hablando de este tipo de cosas. Esta conciencia es la que me abre los ojos para decir: Yo voy a seguir hablando de esto porque mientras más lo haga, habrá un rompimiento de estereotipos y de prejuicios contra las mujeres latinoamericanas y contra de América Latina porque se cree que aquí no podemos hablar de tecnología. También quiero decirles a otras mujeres que, si yo puedo, ellas también”, sostiene.

Para Alcázar-Duarte ver la ciencia y el conocimiento de forma humana es importante, y no deberían existir fronteras demográficas, socioeconómicas o culturales que impidan a cualquier persona acercarse a ellos. Además, considera fundamental juntar el conocimiento científico de las culturas occidentales con el de las culturas indígenas mexicanas, que son quienes ven de primera mano los efectos del cambio climático, y tienen una conexión directa con la naturaleza, para así encontrar soluciones nuevas a problemáticas mundiales.

“Me interesa dejar de romantizar el conocimiento indígena y verlo como algo contemporáneo. Aunque no crecí en una comunidad indígena, tengo un genuino interés en reconectar con mis raíces indígenas y crear un puente entre estos dos mundos (el occidental y el indígena) para enaltecer el conocimiento indígena y darle el lugar que se merece, porque se lo merece y lo necesitamos”, finaliza.

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