El pastelazo lanzado el pasado 30 de mayo contra la Mona Lisa en el Museo del Louvre en París, afortunadamente fue evitado por un pesado vidrio que protege la obra de Leonardo Da Vinci, que ha sido blanco de ataques que buscan borrarle su enigmática sonrisa. Es ahí donde entra el trabajo de los restauradores, labor que pocas veces es reconocida pero que es invaluable para la preservación del arte.
Al observar un cuadro o una escultura en una exposición, estás viendo el trabajo de un restaurador para conservarla. Ellos estudian todo tipo de materiales y técnicas tan antiguas como la pieza misma.
La intervención de obras es muy común en museos antes de mostrarlas al público. La directora de exposiciones del Museo Franz Mayer, Nuria Sadurni, comentó que para abrir una nueva sala hay que ver si las obras elegidas están en condiciones para ser exhibidas. Si hay áreas para mejorar, ahí es donde entra el trabajo de un restaurador.
La restauradora Mariana Mecalco, egresada de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía y actualmente restauradora particular dijo que los problemas que suelen encontrarse en obras que han sido guardadas por periodos largos de tiempo pueden variar. Por ejemplo, puede que la pieza tenga desprendimiento de fragmentos, faltantes o que se requiera de una limpieza por acumulación de polvo en la superficie.
También comentó que cada pieza es única y sus problemáticas son particulares, no hay un proceso que aplique a todas por igual. “Es como si te llegara un paciente con sus molestias que no son las mismas que el anterior”, dijo. Siempre buscan ver las obras con ojos nuevos y, analizando todos sus elementos como historia, manufactura o deterioro, encontrar la mejor forma de intervenirla.
Finalmente, lo que más disfruta la restauradora de restaurar obras de arte es observar una pieza que no sabes nada. Ir descubriendo todos los secretos como trazos, firmas escondidas, materiales y elementos que te da para ir desencadenando el misterio de la obra es muy emocionante para los restauradores. Así mismo, la reintegración de color en las zonas dañadas en pinturas de caballete es algo que personalmente disfruta. Es casi uno de los procesos finales, pero es cuando la obra va tomando vida otra vez.
Puedes encontrar más sobre la profesión en la página del ENCRyM o pedir informes para proyectos de restauración particulares en el Instagram de la restauradora Mariana, @l.atelier.restauracion o en su página de su taller L’Atelier.
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