ARTES

"La violencia jamás se disfruta": Archil Kikodze

El autor georgiano que ha narrado la violencia, formó parte de la Capital Mundial del Libro

CULTURA

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Durante su visita ofreció charlas sobre su obraCréditos: Especial

GUADALAJARA. Los crímenes de guerra que son vistos como cuestión de honor para los perpetradores, el sufrimiento por los homicidios de muchos amigos en las calles de Georgia, la peligrosidad sin freno de los delincuentes cibernéticos y la soledad de la gente reflejada en redes sociales alimentan la creatividad e inspiración del escritor Archil Kikodze

En entrevista con El Heraldo de México, el autor de la novela Elefante del Sur, reconoce que nadie con mente sana puede disfrutar de la criminalidad, pero mediante la literatura sí puede aprender de ella, esa es una regla que le quedó clara al vivir la guerra civil.

“He visto y sufrido múltiples crímenes. En los años 90, en Georgia, vivimos violencia, muchos de mis amigos fueron asesinados en las calles. Honestamente, la mayoría de las experiencias de vida son inspiradoras para escribir. Mi generación, en Georgia, aborda la violencia porque la vivimos mientras crecíamos. También creo que si no asimilas el pasado no entiendes ni tu presente ni tu futuro”, dice.

Kikodze sufrió atrocidades durante la guerra civil georgiana, hoy está convencido que la violencia en la vida real o la literatura jamás se disfruta, pero sí se puede aprender de ella.

“Es imposible disfrutar la violencia. Puedo decir que mi literatura aborda la violencia, porque hablo de realidad, pero es imposible disfrutarla. Sólo la gente mala disfruta de la violencia, los demás tomamos lecciones de vida y reflexionamos. A veces pensamos en matar a alguien, pero no porque seamos malos, no lo hacemos. La gente violenta no piensa, lo hace. Por ejemplo, ahora comienza de nuevo la ola de violencia entre la juventud, para capturar atención; pero muchas veces son influenciados por otros”, ataja.

El escritor remarca los valores natos que se aprenden en el seno familiar y más al vivir en la sociedad georgiana que es tradicional; los padres son ejemplo para sus hijos. Él es padre de dos jóvenes veinteañeros y entiende los tiempos convulsos actuales, por eso trata de mostrarles los contrastes de la vida. 

Por ello, también por ello está en encontrar nuevos lectores entre la juventud. Saber lo que les interesa y lo que les gusta le sirve para capturar con su literatura a la nueva generación. Incluye en sus historias la sabiduría, la visión de los ‘viejos’ y a veces de forma absurda, para que lo encuentren interesante y divertido, que de alguna manera los toque con su estilo melancólico.

Kikodze, también amante de la fotografía subraya que si bien capturar una imagen con su cámara o plasmar una historia en un libro se gestan en su imaginación, provienen de mundos diversos.

“Ser escritor de historias cortas y ser fotógrafo, ambas actividades son muy diferentes. Mis fotos son inútiles para mí literatura, significan otra cosa. Las fotos no me ayudan a escribir, ni la literatura me inspira a tomar fotos, son sentimientos diversos. Lo que sí es verdad, es que frecuentemente mis personajes se apasionan con las cámaras fotográficas. Pero debo confesar que para mí escribir libros es lo principal”.

La juventud hoy enfrenta peligros latentes las 24 horas del día tanto en el mundo real como en el virtual con la ciberdelincuencia que está integrada por grupos de personas inteligentes que planean minuciosamente como causar daño a sus víctimas. Ahí se gestan también grupos nacionalistas que impregnan sus ideas por doquier.

Archil Kikodze adelanta que las historias que se viven en las redes sociales serán material para escribir en el futuro una novela. Como usuario de Facebook puede notar la gran soledad que enfrenta la gente y que la plasma en sus comentarios sin percatarse.

“Me muestra la soledad de la gente. Les importa mucho el número de amigos virtuales, cientos o miles, todo es irreal, es una ilusión. Sin embargo, muestra tu desnudez, puedes ver la soledad y eso me entristece”, explica.

Kikodze estuvo en Guadalajara participando en el Coloquio Viva la Literatura, como parte de los eventos especiales de la Capital Mundial del Libro.

PAL