ARTES

Betsabeé Romero: Reconstruye el tiempo

La artista mexicana inaugura en el Museo de la Ciudad de México una muestra que incluye el trabajo de la última década y que está acompañada de un libro editado por El Heraldo de México

CULTURA

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Choques y terremotos fueron algunos de sus temasCréditos: Antonio Nava

Betsabeé Romero (CDMX,1963) aprendió a entender el mundo a partir de las novelas que leía y la música que escuchaba. “Para mí fue la forma más sublime y humana de conocer”, dice. Criada en una familia donde el arte era importante, su padre se dedicó a hacer muebles y su abuelo fue nada más y nada menos que el cronista Luis González Obregón, “tuve la oportunidad de escoger mi propio camino y estudiar arte”, recuerda.

Así se convenció de que el arte es como ese amigo que “pone la mano en el hombro de la manera más humana” y, acostumbrada a nunca estar quieta, rápidamente resintió la pausa que produjo la pandemia: “Nos rompió el ritmo, la cadencia, se nos partió la visión de lo que entendíamos del mundo”. Por eso también tituló “Cuando el tiempo se rompió” a la exposición que inaugura el jueves en el Museo de la Ciudad de México.

Se trata de un pequeño respiro en el camino, de un muestrario del trabajo de la última década que viene acompañado de un libro con el mismo título, editado por El Heraldo de México. A lo largo de cuatro núcleos, Romero extiende su reflexión en torno a los temas que viene explorando desde hace 20 años: la migración y la frontera, el mundo indígena y el arte popular, la violencia y la deshumanización, pero ahora también, la ciencia y los estragos de la pandemia.

Instalaciones que utilizan luz neón, parabrisas estrellados, papel picado multicolor o las conocidas llantas intervenidas de Romero, conforman más de una veintena de obras. Piezas que en su contenido brutal conservan refinamiento porque “la verdad no está peleada con la belleza, no porque algo sea difícil o un tema duro, la obra tiene que ser fea o mal hecha”.

“En México tenemos una habilidad cultural particular de reírnos de nuestra propia muerte, de sublimar el dolor, de hablar de nuestros duelos a partir del color, eso lo he aprendido del arte popular y de nuestras celebraciones; en ese sentido el arte también es un refugio de esperanza: cuando uno lee algo que es triste, pero se siente acompañado por la forma en que está escrito o expresado uno siente alivio, se siente más compañdo”, afirma.  

  • Una pieza rinde tributo a las mujeres y sus hijos migrantes de Ucrania
  • También incluye pinturas sobre espejos hechos durante la pandemia
  • Romero reflexiona sobre la ciencia y la comercialización de sus descubrimientos.

“No sólo pasamos del confinamiento total, de sentirnos un poco migrantes en nuestras propias ciudades donde había muchas limitaciones para salir, para entrar, para viajar, sino lo que siguió tristemente es una guerra que nos apabulla”. Betsabeé Romero, Artista visual.