MENTE MUJER

Mente Mujer: Ellas, pilares de la restauración del patrimonio cultural de México

En México, la conservación del inmenso patrimonio cultural es una labor que recae en ellas. En la escuela más longeva del país, más de 80 por ciento de los estudiantes de restauración son mujeres

CULTURA

·
Mujeres conservan los tesoros nacionalesCréditos: EHDM

Sofía Martínez del Campo siempre le gustó arreglar cosas, “cualquier objeto, aparatitos electrónicos”. Era como si la paciencia y la destreza manual fueran algo innato. Saber que existía la carrera de Restauración, “que había una profesión en la que podía dedicarme a eso, fue una excelente noticia”, recuerda.

Hoy, Martínez del Campo es una de las pocas especialistas en restauración de mosaicos de piedra verde del área maya. También es una de las muchas mujeres sobre las que recae la laboriosa labor de conservar el inmenso patrimonio cultural del país.

“Evidentemente hay una tendencia mayoritaria de las mujeres, no se plantea como una carrera exclusiva para ellas, pero si hay un interés más grande”, dice la restauradora Ana Lizeth Mata Delgado, coordinadora Académica de la licenciatura en Restauración, en la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM), institución que la imparte en México.

Fundada en 1966, a la ENCRyM llegan anualmente entre 250 y 300 aspirantes a la carrera: de ellos, afirma Mata Delgado, entre 80 y 90 por ciento son mujeres. Debido a la especialización que se requiere, sólo ingresan 25 alumnos cada año y el porcentaje se mantiene: ellas ocupan entre 18 y 22 lugares.

“Históricamente -señala- la carrera ha sido femenina, quizás porque se plantea como una carrera de tiempo completo, además del nivel de detalle y de observación, del trabajo de paciencia que requiere la restauración, quizás la condición femenina es mucho más adaptable y afín a este tipo de trabajo”.

Los perfiles de ingreso y egreso muestran profesionales con una mejor capacidad para el trabajo detallado, laborioso, con un nivel de observación mayor, y de gran comprensión y análisis crítico. “Me parece que desde las habilidades de las mujeres es mucho más fácil y accesible tener ese nivel de detalle y paciencia, de acercamiento mucho más cuidadoso hacia cierto tipo de bienes”, piensa.

Una estudiante de la ENCRyM recibe conocimientos para trabajar cerámica, escultura, textiles, pintura mural y de caballete, así como metales y obra gráfica; más al final de los estudios puede especializarse en fotografía, material bibliológico, restauración arqueológica, obra moderna o instrumentos musicales.

Sofía Martínez del Campo recuerda que al menos 18 de sus 24 compañeros eran mujeres. Una vez titulada trabajó restaurando piezas del Museo Nacional de Antropología, después coordinó el Proyecto de Conservación de Máscaras Funerarias en el INAH. A lo largo de su carrera, los equipos con los que ha trabajado han sido mayormente de mujeres.

El dominio femenino ha permitido que en la restauración exista igualdad de condiciones, con respecto a los hombres. “Las mujeres hemos tenido grandes oportunidades porque somos el número mayoritario en esa área. Como somos mayoría no existe ese aspecto de desigualdad”; incluso, “en el campo de la docencia, también son más mujeres las que enseñan restauración”.

Las limitaciones para que una restauradora se emplee provienen de otro lado: “Es difícil porque el presupuesto para la cultura es muy pobre y cada año lo recortan más”. Los recién egresados pueden trabajar obra particular, “pero los honorarios que se cobran no corresponden con la calidad y el tiempo de trabajo que se requiere y cuando se presenta una oportunidad en alguna institución, fundación o en la iniciativa privada, muchas veces es por contrato y conseguir en estos momentos una plaza, es difícil”.

Con todo, agrega, “México está entre los países más reconocidos por la calidad de sus técnicas de conservación y restauración; en gran número de casos los estudios se llevan al nivel científico y humanístico, no sólo se quedan solo en la restauración artesanal del objeto. Nuestras técnicas y métodos de restauración se comparan con las de países europeos”, dice Martínez del Campo.

CAR