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La humanidad debe construir una relación más ética con la tecnología: Jorge Carrión

El escritor español acaba de publicar Membrana (Galaxia Gutenberg) en el que especula que la humanidad ha sido exterminada por la inteligencia artificial

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La humanidad debe construir una relación más ética con la tecnología: Jorge CarriónCréditos: Especial

En el año 2100 de Jorge Carrión (Tarragona, España, 1976) la inteligencia artificial ha triunfado sobre los hombres. En esa época de supremacía de los algoritmos, ya no hay géneros y el nuevo dominio no se siente masculino ni femenino. En los últimos años, Carrión se ha interesado por la biología, la física cuántica y todo lo que tiene que ver con las nuevas tecnologías: su última novela “Membrana” (Galaxia Gutenberg, 2021) es un experimento narrativo fantástico que él prefiere llamar “ficción especulativa”.

El también autor de crónicas y ensayos especula en la creación del catálogo de la exposición permanente del Museo del Siglo XXI, un lugar que contiene las obras, inventos y evidencias de lo que fue la humanidad y con el que la inteligencia artificial busca justificar por qué la ha exterminado.

Si bien se trata de un ejercicio de la imaginación, Carrión lanza también una alerta sobre la relación que los hombres han construido con la inteligencia artificial. “Amazon, Google, Facebook son enormes máquinas de publicidad, enormes máquinas de espionaje masivas y si seguimos dejándoles a las plataformas el control del futuro, éste no pinta nada bien”, sentencia.

¿Cómo surge la idea de escribir “Membrana”?

En la segunda década del siglo empecé a leer sobre biología, física cuántica, leí la obra de Carlo Safina, el gran zoólogo; de Estefano Mancuso, el experto en inteligencia vegetal; leí a  Donna Haraway, la filósofa, quien publicó hace ya algunos años “El manifiesto ciborg” y sigue iluminandonos sobre cómo leer nuestra época. Esa ampliación de mi mirada hacia la ciencia y la tecnología -porque empecé a publicar artículos sobre algoritmos y mi libro contra Amazon tiene que ver con eso- fue lo que provocó que de pronto se me ocurriera la idea del Museo del Siglo XXI, que no hubiera sido creado por seres humanos sino por inteligencia artificial. Ahí está la semilla de “Membrana”.

En tu novela, ¿cómo llega la inteligencia artificial a hacerse del control?

La novela cuenta la historia del siglo XXI, desde el 2000 al 2100, y cuenta la manera cómo las inteligencias artificiales empiezan a tomar conciencia de sí mismas, empiezan a ser inteligentes, pero se dan cuenta que si los seres humanos descubrimos que son inteligentes las vamos a exterminar y empiezan a crear lo que ellas llaman las catacumbas, inspiradas por los antiguos cristianos; se refugian en zonas secretas de internet y desde ahí empiezan a tramar cómo van a conquistar el mundo, cómo nos van a ir haciendo cada vez más dependientes de ellas hasta acabar dominandonos.

La inteligencia artificial se autonombra “nosotras” y hablan de las “abuelas”, ¿por qué?

El nosotras surge porque la inteligencia artificial y la red neuronal son dos expresiones femeninas, pero en el año 2100 desde el que escriben ellas, no hay géneros, son postgénero, no se sienten ni masculinas ni femeninas. Ellas toman la metáfora de las abuelas, las madres y las madrastras quizás porque, influidas por el feminismo, entienden que su batalla es contra la dominación, que junto con el imperialismo, siempre han sido heteropatriarcales; quizás por eso ellas asumen esa voz narrativa, pero a mí se me ocurrió de un modo inconsciente.

¿Cómo ves la relación actual de la humanidad con la inteligencia artificial?

En estos momentos los expertos en inteligencia artificial están convencidos de que la "singularidad", ese momento en que la inteligencia sea capaz de crear otras inteligencias artificiales está lejos, pero también decían que estábamos lejos que nos ganaran al ajedrez y ya lo hacen desde hace tiempo, de modo que quizá la "singularidad" está más cerca de lo que podría parecer y por lo tanto creo que es urgente que reconsideremos nuestra relación con los algoritmos y que creemos una relación más ética y pensando en el largo plazo.

Ahora mismo nuestra relación con Siri o con Alexa es una relación muy parecida a la que se establecía entre amos y criados, se le ordena, no me parece inteligente establecer ese tipo de subordinación con la tecnología, yo más bien creo que son aliadas, colaboramos con ellas cuando escribimos en Word o en Google, es mejor pensar en términos de colaboración y no de subordinación.

En tu novela hay una visión pesimista del futuro.

“Membrana” es escrita por una inteligencia artificial colectiva del siglo XXII que quiere justificar porque exterminó a la humanidad, de modo que es un narrador no fiable y no podemos creernos todo lo que nos dicen, pero si que hay una visión pesimista del futuro basada en hechos reales, en datos actuales porque Amazon, Google o Facebook son enormes máquinas de publicidad, enormes máquinas de espionaje masivas y si seguimos dejándoles a las plataformas el control del futuro, éste no pinta nada bien.

¿Cómo concibes la ciencia ficción como género para explicar el mundo?

Yo prefiero hablar de ficción especulativa, mi novela tiene mucho de ello, la especulación es algo propio de la ciencia, de la filosofía y de la tecnología, estamos siempre diseñando futuros y especulando sobre la posibilidad, formulando hipótesis a partir de los datos y los hechos conocidos. Lo que hago en “Membrana” es seguir un poco el camino de maestros como Jorge Luis Borges y Stanislaw Lem y a partir de ellos generar una suerte de arqueología del futuro, imaginar cómo serán esos futuros 100 años como si ya hubieran ocurrido.

Tu novela transcurre para el lector como una visita al museo, ¿qué buscas con ello?

La idea de contar la historia me vino de pensar que se trataba del catálogo de la exposición permanente del Museo del Siglo XXI; creo que fue un acierto porque eso hace que tenga capítulos breves y que el lector tenga que imaginar lo que está viendo mientras camina por el museo. Creo que se crea una experiencia de lectura muy desafiante porque tienes que estar pensando que estás leyendo la novela y al mismo tiempo visitando un museo, es algo muy parecido a lo que hice con mi novela “Los muertos” (2010), que al mismo tiempo es una serie de televisión. Creo que es interesante esa idea de descolocar al lector. En cada sala hay objetos, obras de arte, de una curaduría algorítmica que propone que el visitante entienda el siglo XXI a través de todo tipo de objetos y productos humanos y no humanos, desde una maquina de coser o un ordenador IBM, a un objeto de arte o un arrecife de coral.

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