Entre 1955 y 1956, Arturo García Bustos y Rina Lazo viajaron a Oaxaca para fundar un taller de gráfica en la universidad del estado. Jovencito, apenas con 15 o 16 años, Francisco Toledo “tomó grabado con ellos, aunque él ya dibujaba”, dice la curadora Ana Carolina Abad. Desde entonces, el artista juchiteco, fallecido en 2019, ya no dejaría nunca la técnica, ya sea como productor, coleccionista o promotor.
“Siempre volverá al grabado, creo que, porque es muy cómodo para él, porque le permite corregir, tener diferentes copias, hacer diferentes versiones, hay una pulsión por lo efímero en toda su obra”, agrega. Abad es la encargada de seleccionar las 185 piezas que integran “Cada quien con su Toledo. Obra gráfica, 1960-2018”, que el Museo Nacional de la Estampa (MUNAE) inaugura este sábado a las 12:00 horas.
La muestra, señala la curadora, abarca todas las salas del espacio ubicado en la Plaza de la Santa Veracruz. Para facilitar la comprensión del público se optó por ordenarla de manera cronológica, en tres núcleos: 1960-1970; 1980-1990 y 2000-2010. La primera planta del MUNAE, señaló, exhibe los años 60, “donde puso todos los cimientos de lo que sería su estilo y sus temas”.
“Son esas formas de trabajo, temáticas, algunas que se retoman en la planta alta como la representación de animales y cosas más sutiles como que Toledo tomaba una placa y hacía un grabado y después tomaba la misma placa y borraba algo, agregaba algo más, la podía retomar ese mismo año o cinco años después, eso se repite a lo largo de toda su carrera”, dice Abad.
Las obras de la muestra provienen de tres fuentes: un coleccionista privado; de las piezas que el mismo artista donó al INBAL y de las obras que dejó a la Asociación Amigos de IAGO y del Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo. Del INBAL, por ejemplo, provienen las carpetas “Un informe para una academia de Franz Kafka” y “Fabulas de Esopo”; los familiares del ensayista Carlos Monsiváis prestaron además la de “Nuevo catecismo para indios remisos”, que Toledo hizo con el escritor.
“Después de la muerte de Toledo, pensamos que hacía falta un recorrido panorámico de su obra, y, sobre todo, dar a conocer a públicos más amplios su trabajo, de repente los más jóvenes no conocen las obras más tempranas de Toledo”, señaló. La exposición, que ha sido realizada en compañía de los descendientes del artista oaxaqueño, pone énfasis en sus facetas como luchador social, en defensa de movimientos comunitarios y causas políticas.
- 185 piezas se incluyen en la exposición
- también se incluyen acuarelas, gouches y cerámica
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