Con una inversión de 14 millones de pesos más IVA, que fueron cubiertos totalmente por la aseguradora Agroasemex, la Casa de las Águilas, del antiguo centro ceremonial azteca, cuenta ya con una nueva cubierta que le protegerá de las inclemencias del medio ambiente y que, de acuerdo con los expertos, tiene una vida estimada de entre 10 y 15 años, que pueden ampliarse "si recibe el mantenimiento adecuado".
Debió pasar más de año y medio para levantar la protección, luego de que la noche del 28 de abril de 2021 una "granizada atípica" venció el recubrimiento que protegió los vestigios durante 40 años. Tras la deliberación de un grupo de expertos se optó por un techo similar, elaborado por la empresa TGC Geotecnia y Construcción, a base de un sistema de tririlosa y placas de galvatecho, que pesa 22.3 toneladas, y que ahora cubre 800 metros cuadrados y no los 750 de la anterior.
"Tenía que ser una construcción moderna, discreta, y, por otro lado, no se podían poner soportes muy grandes, porque eso implicaría destruir el piso prehispánico, que es lo que se quiere proteger. Los soportes fueron los mismos, 12 en total, lo único que se hizo fue reforzarlos de manera muy discreta, con concreto, y en lugar de ser un soporte vertical, se elaboraron en "V", lo cual permite a la cubierta soportar más peso", afirmó Patricia Ledesma, directora del Museo del Templo Mayor.
La techumbre cubre los vestigios de la llamada Casa de las Águilas, que ha sido investigada por el arqueólogo Leonardo López Luján y que conserva pisos de estuco y pinturas murales originales: "Era un espacio muy oscuro donde se realizaban ceremonias privadas de la alta nobleza". A decir de Ledesma, uno de los elementos que más preocupaban son las banquetas en bajorrelieve, elaboradas en un estilo que evoca el tolteca, y qué muestran una procesión de guerreros que convergen en un zacatapayolli, una bola de heno que servía para encajar punzones ensangrentados que eran utilizados en el autosacrificio. Ahí también se habrían llevado a cabo los rituales de cambio de los gobernantes aztecas.
Con la colocación de la estructura y tras un recorrido encabezado por la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, ayer quedó abierto nuevamente el acceso completo al público. Ahora continuará una segunda etapa que sustituirá el resto de las techumbres que existen en la zona arqueológica: "Trabajaremos en los Templos Rojos Norte y Sur, que se cambiarán este año, en diciembre deben quedar, con el nuevo diseño de tridilosa; y en el de la Etapa II, vamos a retirar la estructura antigua y cambiarla antes de que empiece la época de lluvias".
Con una inversión de siete millones de pesos, que serán absorbidos por la Secretaría de Cultura, se espera que los trabajos concluyan antes del primer semestre de 2023.
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