CÚPULA

No se olvida

Un guion prohibido, un foro prestado y un grupo de cineastas y actores dispuestos a todo con tal de contar una historia que nunca debería de volver a repetirse

CULTURA

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No se olvida, relatoCréditos: El Heraldo de México

XAVIER Y JORGE

Xavier llevaba días sin poder pegar el ojo, desde que coescribió aquel guion, no podía dejar de imaginarse las escenas y los diálogos en su cabeza. Un actor de renombre le ofreció producirlo y desde ese momento había comenzado a armarse un rompecabezas a escondidas.  Solamente una lámpara alumbraba aquel departamento que se encontraba en la penumbra, por lo que Xavier tropezó con unos zapatos que se le cruzaron en el camino. El teléfono sonó tres veces, a la cuarta contestó, enseguida reconoció la voz que se encontraba del otro lado de la línea y que estaba esperando escuchar desde hace días:

—Ya leí la historia de Bengalas en el Cielo, vamos a hacerla.

—¡Eso es todo! Gracias por aceptar, Jorge, Lupe y yo sabemos muy bien que todos rehúyen a los guiones de denuncia.

—Sabes a lo que nos enfrentamos, ¿verdad?

—Lo sé, pero vale la pena, tenemos que contarla, para que nunca vuelva a pasar algo así.

JORGE Y HÉCTOR

Era una noche sin luna y sin estrellas, en el restaurante no había casi nadie, solamente una mesa con tres mujeres al fondo que reían sin parar. Jorge bajó la voz cuando se retiró el mesero y más serio que de costumbre le dijo a Héctor: 

    —La cosa está así: no tenemos dinero, no tenemos permiso, nadie quiere ayudarnos, pero vamos a filmar esta película.

    Héctor, con una sonrisa triunfal, replicó susurrando:

     —Ya estuve hablando con varios actores y conocen el riesgo, están dispuestos a entrarle y no van a cobrar un peso. 

     —¿Les dijiste de las amenazas y que filmaremos día y noche?  El foro es prestado, tenemos que hacerla lo más rápido que podamos. Esto es amor al arte o amor a México, como quieran verlo, pero es importante que les quede claro.

—Lo saben, también les dije que filmaremos clandestinamente en Tlatelolco porque es obvio que nunca nos van a dar los permisos.  Están emocionados con el proyecto y dispuestos a que salga todo a la luz, aunque eso implique jugársela.

 Bruno, uno de los actores, va a intentar sacar una carta de la universidad, que diga que estamos haciendo un documental de la zona urbana o algo así, para que no tengamos problemas con las escenas en exteriores. 

—Bueno, si vamos a parar a la cárcel por meternos con el ejército y con el gobierno, ojalá que podamos compartir celda, ¿no?

HÉCTOR Y VALENTÍN

En una cantina de la Ciudad de México, dos amigos se tomaban unas copas al mismo tiempo que el sol se despedía de la noche. Héctor rompió el hielo dándole un trago de desprecio al mezcal que tenía entre sus manos:

—Nunca vamos a terminarla. ¿Sabías que metí todo lo que tengo ahí? Voy a acabar sin cuenta de banco y sin película. 

—No te tires al piso, claro que la van a acabar.

—Por más que intenté estirar el presupuesto no pude. 

        Valentín Trujillo le dio una palmadita en la espalda a su amigo Héctor Bonilla mientras le hacía la pregunta del millón:

—¿Cuánto necesitas para terminarla?

         Héctor anotó una cifra en la servilleta.

—Le entro, pero me gustaría que le cambiaran el título: Bengalas en el cielo suena como película romántica. No sé, se debería de llamar Tlatelolco Rojo, no, no, ya sé cómo, a ver qué te parece este nombre: Rojo Amanecer.

  A Jorge Fons (1939-2022), por las películas que nos regaló.

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