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La ópera en el Festival Internacional Cervantino

A lo largo de medio siglo, el encuentro artístico ha sido escenario de grandes producciones operísticas

CULTURA

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HARRIET. La obra de la mexicana Hilda Paredes se estrenó, en 2018Créditos: Cortesía de FIC

Cuando la actriz Dolores del Río, acompañada de otras personalidades de la cultura y la política inauguraron el primer Festival Internacional Cervantino (FIC) el 29 de septiembre de 1972, en Mineral de Cata, en representación del presidente Luis Echeverría, creador de esta fiesta en honor de Cervantes, se creyó que se trataría de un efímero festival del sexenio que se desvanecería como otros muchos, pero no fue así. Hoy, medio siglo después, el FIC ha recibido a miles de artistas que han ofrecido un ramillete de memorables espectáculos culturales en las disciplinas de música, danza, teatro, artes visuales y ópera.

De este último género merece la pena hacer un breve recuento de algunas puestas en escena, en los últimos 50 años. Fue Don Quijote de Massenet, la elegida para el recién nacido festival con funciones en el Teatro Juárez y con la participación del bajo Richard Cross, la mezzosoprano Susanne Marsee y el barítono Arturo Nieto, bajo la dirección musical de Francisco Savín y la puesta en escena de Rafael López Miarnau, en producción de la Compañía Nacional de Ópera de Bellas Artes. Durante los setentas y ochentas se llevaron a escena óperas como Aida de Verdi —inauguró el Teatro Juárez de Guanajuato en 1903—; Turandot de Puccini; Don Pasquale de Donizetti con la firma de la Ópera Lírica de Chicago y teniendo como figuras estelares a los grandes bajos barítonos, el galés Geraint Evans y el italiano Sesto Bruscantini; Orfeo y Eurídice de Gluck y una novedad musical, el estreno en México de Transformations del estadounidense Conrad Susa.

Los festivales cervantinos, celebrados entonces en los meses de abril y mayo, recibieron a la Real Ópera Flamenca de Amberes, con The Rape of Lucretia del británico Benjamin Britten, y a la New York City Opera con El barbero de Sevilla de Rossini que cantaron Beverly Sills, Pablo Elvira, June Anderson, Jerry Hadley y Justino Díaz. La Ópera del Estado de Hungría dio a conocer, en 1981, su magnífica producción de El castillo de Barbazul de Béla Bartók y, un año después, Eduardo Mata concertó Fidelio de Beethoven en una magnífica producción que contó con la participación de la Sinfónica de Dallas y el Coro del Teatro de Bellas Artes y un reparto encabezado por Linda Esther Gray, William Neill, Ronald Hedlund y Arnold Voketaitis. Un acontecimiento fue el estreno mundial de la versión definitiva, octubre de 1999, de The Visitors, única ópera de Carlos Chávez.

El nuevo siglo dio la bienvenida a Macbeth de Verdi y El conejo y el coyote de Víctor Rasgado. Durante la misma década se conoció Il Postino de Daniel Catán —estrenada por Plácido Domingo en la Ópera de Los Ángeles un año atrás—. En los últimos años, el FIC estrenó, comisionó y produjo una cantidad importantes de títulos de compositores nacionales y reposiciones, a saber, el estreno en México de Filemón y Baucis de Haydn; Ana y su sombra de Gabriela Ortiz, Viaje de Javier Torres Maldonado. Además de Bufadero de Hebert Vázquez, Las bodas de Camacho de Felix Mendelsohn, Anacleto Morones de Víctor Rasgado, Harriet de Hilda Paredes y Salsipuedes de Daniel Catán. ¡Felicidades, querido Festival!

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