CÚPULA

El Umbral, bitácora de mi autoexilio

Al empezar la pandemia, el autor terminó de escribir un libro sobre su padre, su abuelo y el exilio español

CULTURA

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MIRADA. Foto: Zony Maya. Cortesía Luis de Llano Macedo.Créditos: Cortesía / Luis de Llano

Lo que comenzó como un simple rumor, en muy pocas semanas se convirtió en incertidumbre, más tarde se volvió verdad y finalmente en una hecatombe que hoy sigue marcando nuestras vidas, nuestras memorias y que, seguramente, nos acompañará hasta la muerte.

Cuando empezó la pandemia, hace un año aproximadamente, terminé de escribir un libro sobre mi padre, mi abuelo y el exilio español en México.

Quise reinventarme, cambiar el tono de mi contenido buscando otro punto de vista sobre la vida, sobre la actualidad de México y sobre el mundo entero en esta pandemia.

Muy tarde nos dimos cuenta de lo felices que éramos, de lo frágiles que somos y de lo equivocados que vivíamos. Tuvimos que refugiarnos, compartir en familia nuestros temores y observar con una nueva mirada al mundo, a través de la burbuja de las redes digitales.

 

Semana a semana, cambiando de tono, viajé por los caminos del autoanálisis, la resiliencia, la esperanza y, de alguna manera, reflejé la voluntad de cruzar la oscuridad de un tiempo pandémico hacia esa luz al final del camino que ya parece comenzar a verse en este 2021; y es precisamente por ello que decidí llamarlo El Umbral, la puerta abierta entre el ayer y el mañana que todos los días nos ofrece la oportunidad de transformarnos.

Parte de esta “terapia de shock” que resultó ser la pandemia, me llevó a escribir esta bitácora del autoexilio que es el umbral y que no está en el ser, sino en el creer, pues ahora releyéndolo me doy cuenta de que la gran moraleja es que no somos lo que creemos ser, sino la idea de lo que somos, hasta que un evento que nos rompe el esquema nos obliga a cambiar de ideas y también de creencias.

Si bien es cierto que por lo menos durante todo este 2021 la pandemia no ha dejado de ser una noticia de primera plana, tal parece que nos hemos olvidado de las grandes lecciones de la Historia y el dicho aquel de que “un pueblo sin memoria está condenado a repetir sus propios errores”; al respecto, hay que asomarnos a la experiencia de otras pandemias como la de gripe española de hace 100 años.

No cabe duda de que nadie escarmienta en cabeza ajena y tropezamos una y otra vez con la misma piedra, hasta que en esta última, en el umbral del más allá, se escriba como epitafio: “No quiso usar el cubrebocas” o “Se confió y murió durante la tercera ola”. Tétrico y sombrío, pero muy real ¿no lo creen?

Por Luis de Llano Macedo

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