CÚPULA

Quebranto, Olinka Domínguez

La artista sepulta ilusiones en tiempo paralizado de autos y camiones en deshuesadero

CULTURA

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Olinka Yohuali Domínguez es originaria del Oro, Estado de México

A pesar de que el cuerpo es un vehículo diseñado para el movimiento, en nuestro ímpetu de vuelo y ambición, nos desplomamos. El hombre caído es, como diría Lorca: “Una huella a través de palabras invisibles, un poema que deja cicatrices en las emociones”. Olinka Domínguez firma con sombras, pedacería de chatarra, sepulta ilusiones en tiempo paralizado de autos y camiones en deshuesadero. Con una paleta en tonos oxidados, que se agrietan y derrumban, crea nebulosas metáforas de la oscuridad humana, visualizando así, la decadencia causada por contradicciones propias de nuestra naturaleza.

La pintura “Deshuesadero” presenta un muro de carcachas degradándose; se percibe la imposibilidad de avanzar, de impedirle a la vista el disfrute del paisaje. La idea limitante de acumulamiento obsesivo nos incomoda y distrae del aspecto positivo que incluye la composición: el primer plano de la pintura está ocupado por un césped y, con él, un sutil símbolo de fresca renovación, en convivencia con la dejadez. La verde alfombra apunta a los medios naturales para transportarnos, literalmente, a nuestros pies. El cuadro ofrece también la perspectiva de otras realidades inmensas y elevadas, el cielo.

La pintora crea una escena en concordancia con la antigua corriente filosófica Wabi Sabi, de origen japonés, cuyo sentido es esencia cultural del país oriental. En su estética, imperceptibles existencias reconfortan —como la del pasto—; que, al crecer y expandirse naturalmente, se convertirán en la próxima primavera. Eso también aplica al pensamiento: cuando creemos que nuestras motivaciones están estériles o muertas, una idea vital vaga, informe que puja por salir, revitalizará nuestro ánimo si le prestamos atención.

LA PINTORA

  • Con una paleta en tonos oxidados, crea nebulosas metáforas de la oscuridad humana.

  • Visualizando así, la decadencia causada por contradicciones propias de la naturaleza.

Con otras obras, Olinka cuestiona: ¿no será que las enfermedades que nos aquejan, como el COVID-19, se ocasionen en gran medida por las cárceles del pensamiento y la manipulación? Con tal de que unos sobresalgan, aplastan a los demás; intereses especulatorios en contra de la humanidad crean más problemas que soluciones; sentimientos que lastiman
a nuestra y otras especies.

En lo científico y tecnológico hemos avanzado, pero, qué hay de lo ético. Vemos mezclados apetitos vergonzosos e intereses políticos inconfesables, dando lugar al creciente desamor, hace falta pensar con el corazón.

Con esmerada técnica, aborda desde la belleza retratos de “la historia de siempre”, producción que no pasará de moda, pues se hace grandes preguntas: ¿A qué está llegando el ser humano? En la grieta está el camino al interior.

Olinka Yohuali Domínguez es originaria del Oro, Estado de México. Convive y aprende de su padre, el pintor Benjamín Domínguez.

Ha experimentado con video, cine y fotografía. Colabora con el CCC y el CUEC de la UNAM, como Directora de Arte. Estudio en la Academia de San Carlos, la Academia de St. Martin´s College, en Londres; con el Maestro Luis Nishizawa, en la ENAP; y Psicología, en la Universidad de Greenwich. Ha participado en numerosas exposiciones nacionales e internacionales.

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