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Traducen libro de mujer poeta que vivió en la Edad Media

Por primera vez en América Latina, se traducen al español las "Canciones" de Hadewijch de Amberes, mujer que perteneció a una congregación que vivió de manera independiente en plena Edad Media

CULTURA

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Por primera vez en América Latina, sus “Canciones” se encuentran al alcance de los lectores Foto: Pixabay

En plena Edad Media, hubo un grupo de mujeres que hoy pueden resultar inspiradoras. Libres,  democráticas e independientes de las instituciones eclesiásticas patriarcales, vivían en celdas o vecindarios que podían dejar en cualquier momento para formar una familia; trabajaban para obtener sus alimentos, pero también realizando actividades caritativas de todo tipo.

Se les conoce como beguinas, y a ellas perteneció Hadewijch de Amberes (Ducado de Brabante, s. XIII - ibídem, 1248), quien destacó, sobre todo, como poetisa y escritora mística cristiana.

Por primera vez en América Latina, sus “Canciones” se encuentran al alcance de los lectores. Con traducción de Stefaan van den Bremt, la editorial El Tucán de Virginia publica dos series de poemas, cuya relevancia se sitúa en los orígenes de la literatura mística que tanto ha imperado en el mundo, incluido México.

“Se trata de una contribución de la industria editorial mexicana y de los pequeños editores mexicanos al mundo editorial”, dice el editor y poeta Víctor Manuel Mendiola. Hadewijch, agrega, no sólo puede resultar modélica para el momento que vive la reivindicación femenina, sino que además, está entre las voces que –lo mismo que Valéry, Nerval o T. S. Eliot­­– conformaron las bases de la poesía moderna.

Hadewijch parece que está muy lejos, pero no lo está tanto. Con ella, muy probablemente comienza la poesía mística en Occidente”, opina Mendiola. La beguina nació alrededor de 1200 y escribió su obra entre los 15 y los 48 años, cuando murió. Son los principios del siglo XIII y poco antes, Bernardo de Claraval, formula los principios básicos de la mística, configurándola como cuerpo espiritual de la Iglesia católica.

Bajo ese dominio espiritual, en el que se hace una lectura diferente de las Sagradas Escrituras, Hadewijch escribió su obra: “No está sola, hay varias, hay un grupo de autoras importantes que hicieron un poco lo mismo en el siglo XII, pero la más importante es ella por el cuerpo tan sólido de su obra, y porque sus “Canciones” son muy hermosas”, explica Mendiola.  

Foto: Especial 

La poesía y la actitud mística, agrega el editor, “se caracterizan por tener una postura individual, personal, de amor hacia Dio; en la literatura mística ese es el factor fundamental”. Hadewijch además, como sus compañeras de congregación, es de las de las primeras escritoras en utilizar las lenguas vulgares para sus versos en lugar del latín, acto que además de independencia, constituye cierta rebeldía.

Hadewijch, como las otras místicas, escribieron en su lengua vernácula, no escribieron en latín, escribieron en la lengua que hablaban y ahí también está ese proceso en el que estaban. Hay una rebeldía en la medida en que hay una independencia y un rechazo de las fórmulas convencionales en su época”, dice.

Pero ser libre en el siglo XII no era fácil. Hasta donde se sabe, Hadewijch no fue perseguida, pero después, algunas beguinas si fueron hostigadas como Marguerite Porrette, quien escribió “El espejo de las almas simples”, un libro de mística cristiana centrado en la noción del amor divino por el que fue quemada en la hoguera en 1310 luego de negarse a retirar el libro de circulación.

“En términos del mundo que estamos viviendo, en dónde está cobrando un papel tan importante la lucha por la independencia de las mujeres y sus reclamos, la publicación de Hadewjich es muy importante, porque en su obra hay una solución frente al mundo del autoritarismo y del patriarcalismo, porque las beguinas se mantuvieron independientes, no aceptaban el poder imperante de la Iglesía”, dice Mendiola.

Hadewijch está antes que Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz, pero también en la base de poetas más cercanos como Carlos de Sigüenza y Góngora con su “Primavera indiana”, que escribió en torno a la Virgen de Guadalupe; algunos versos de Ramón López Velarde, de Carlos Pellicer e incluso del contemporáneo Javier Sicilia

Por: Luis Carlos Sánchez 

dhfm