Es bien sabido que la primera actriz Silvia Pinal, es una leyenda viva del cine de Oro mexicano, con quien compartió infinidad de momentos con las grandes e importantes estrellas de la ápoca, como Pedro Infante, Ernesto Alonso, Diego Rivera, entre muchas otras personalidades con quienes estableció relaciones más estrechas y de amistad que pudimos ver en su bio serie en la que ella misma es narradora de varios anécdotas impactantes de su vida.
En la serie, interpretada por Itatí Cantoral, pudimos ver que la primera dama desde muy joven comenzó a trabajar y salir adelante pese a un mundo machista y pensamientos discriminatorios más intensificados con respecto a la violencia doméstica, el divorcio y las madres solteras, sobre todo en un ambiente como el mundo del espectáculo, por lo que tuvo que enfrentarse a un mundo de adversidades de las cuales salió bien librada y cada vez más fortalecida.
Musa divina
Uno de los anécdotas más sonados fue cuando la actriz posó para el pincel del muralista en 1956, Diego Rivera, el icónico cuadro que se llevó a cabo en su majestuosa y preciosa casa del pedregal, propiedad de la primera actriz, que ella misma se mandó a construir luego de que su carrera como actriz comenzó a despuntar, la zona en aquél entonces era muy tranquila y poco habitada por lo que su casa fue una de las más icónicas de la televisión ya que ha aparecido en gran cantidad de escenas del cine nacional.
Además de que dicho cuadro fue parte del escenario del programa "Mujer, casos de la vida real", en el que tenía la finalidad de informar sobre temáticas de la vida cotidiana pero que aún eran consideradas un tabú.
Se dice que Diego y Silvia, se conocieron precisamente por el arquitecto a cargo de la construcción de la elegante mansión de la actriz, y éste la dejaría plantada varias veces para posar para su propio cuadro, sin embargo, esta lejanía y poco tacto, no serían más que un síntoma de enamoramiento mal correspondido ya que el muralista quedó perdidamente enamorado de la también productora.
Amor oculto
En entrevista para programa de medio día, la actriz confesó como fue el proceso de su icónico cuadro “Llegue y el maestro: ‘Párese ahí, más para acá’ y me pintó, se tardó como tres meses, iba hoy, mañana, pasado. Estaba muy consciente de que debía estar ahí hasta que un día me dijo: ‘Ya terminamos, ahora, ¿Qué quiere hacer’”, compartió.
La última diva del cine de oro mexicano ha declarado que está valuado en poco más de 3 millones de dólares y lo donará a la casa museo en la que vivió el muralista mexicano, aunque confirmó que los derechos de la pintura los tendrán sus hijas, Sylvia Pasquel y Alejandra Guzmán.
avh