CÚPULA

Sor Juana Inés de la Cruz en el pabellón de las mujeres, Expo 2020 Dubái

Extracto del Discurso de la Secretaria de Cultura y Turismo del Estado de México en el Pabellón de las Mujeres de la Expo 2020 Dubai

CULTURA

·
POETA.Leopoldo Flores, Sor Juana Inés de la Cruz, óleo y acrílico sobre lienzo, 1994. Colección: Secretaría de Cultura y Turismo del Estado de México.Créditos: Especial

Es para mí un honor participar en este Pabellón; haber sido considerada para ser la portavoz de mi estado, en este lugar en donde convergen todas las culturas.

Hoy quiero tomar como referencia a un personaje de la historia y la cultura, no diré que, de mi país, porque me refiero a una mujer universal: Juana Inés de Asuaje y Ramírez de Santillana, nacida en Nepantla, Estado de México.

Sor Juana, por donde se mire, fue una mujer extraordinaria y una artista excepcional, pero antes de conquistar al mundo con su pluma y convertirse en nuestra Décima Musa, existió Juana Inés de Asuaje, la niña, a ella tenemos dedicado un museo en Nepantla, la tierra que la vio nacer, para dar la oportunidad a quienes nos visitan de conocerla y entender qué la llevó a ser quien fue.

Juana Inés encontró la forma para saciar su sed de curiosidad en las haciendas en las que creció a las faldas de los volcanes. Una vez que le sacó todo el provecho que pudo a la región y su mente excepcional le pedía más conocimiento, abandonó su tierra natal por la Ciudad de México. El curador del museo, Diego Castillo, al que he hecho referencia y en donde se encuentra este texto, escribió estas líneas que cierran diciendo: “Lo que es evidente, es que la flor que fue Sor Juana Inés de la Cruz nunca hubiera florecido sin las raíces que forjó en Nepantla”.

Les platico esto con un enorme orgullo, porque ella fue el vivo ejemplo de la lucha del empoderamiento femenino. Sor Juana entendía que no hay cosa más libre que el entendimiento humano, ella fue, sin duda, un milagro del ingenio y del conocimiento en un momento de la historia en el que se excluía a las mujeres de la vida creativa e hizo todo lo que estuvo en sus manos para mantener para sí misma los caminos abiertos de la cultura.

UNIÓN. Marcela González Salas y Petricioli y Elisa Carrillo con las anfitrionas del Pabellón de las mujeres en la Semana de México en Expo 2020 Dubái. Foto: Luis Carrillo.

Me gusta decirlo en una frase: “Sor Juana nos enseñó a las mujeres a no tenerle miedo a la libertad”.

Yo, como la monja jerónima, aprendí a no tenerle miedo a la libertad, pero principalmente a construir mi propio camino, siendo responsable de mis decisiones. Nuestro trabajo es generar más y mejores espacios para que, sin marca de género alguna, puedan lograr construir un mejor mundo y una sociedad más justa.

Hablamos de ella hoy porque también es un símbolo de resistencia, gran parte de su obra se dedica a reinterpretar el conocimiento científico, desde su visión, como sujeto marginal.

Todo este contexto creó para la escritora, científica, pensadora, artista y hasta cocinera, un gran conflicto, mismo que Octavio Paz, en Las trampas de la fe, resume: “Sor Juana había convertido la inferioridad que en materia intelectual y literaria se atribuía a las mujeres, en motivo de admiración y aplauso público; los prelados transformaron esa admiración en pecado y su obstinación en continuar consagrada a las letras en rebeldía. Por eso le exigieron una abdicación total”.

Así, en 1693 es acusada de herejía y en consecuencia presionada para ceder su biblioteca, de cerca de 4 mil ejemplares, y no publicar más, escribiendo la famosa frase en su abdicación que abría de firmar con su sangre: “Yo, la peor de todas”.

Con esta frase cerramos un capítulo de su historia, se trata de un enunciado muy a su estilo, irónico, en el que se señala a sí misma como la peor, por haber hecho lo que siempre quiso, por haber logrado lo que se propuso y cabría cuestionarnos: ¿quién perdió siendo ella la peor?

Quise tomar una gran parte del tiempo, destinado el día de hoy, a esta mujer oriunda de mi estado, porque nos da un excelente contexto para poder comentarles un poco de lo que desde el Gobierno del Estado de México hacemos para reducir la brecha de género.

En el Estado de México queremos que existan muchas más mujeres decididas a ser libres, es parte de nuestra labor hacer que las grandes ideas libertadoras y feministas puedan ser apropiadas por más personas.

PALABRA. Discurso de la Secretaria de Cultura y Turismo del Estado de México en el Pabellón de las Mujeres en la Semana de México en Expo 2020 Dubái. Foto: Luis Carrillo.

Tenemos un compromiso con cada mujer mexiquense, para que desde todos los ámbitos se apoye su fortalecimiento. Salario Rosa, es el principal programa público del estado y consiste en reconocer como un trabajo remunerado la labor que las mujeres hacen en casa al cuidado del hogar y de sus familias. Se trata de un programa de capacitación y apoyo económico que da las herramientas necesarias para que las beneficiarias se conviertan en emprendedoras y les permita ser económicamente independientes.

Quitar la limitante económica de la formula da la posibilidad real de independencia: “Si quieres ser libre tienes que ser autosuficiente”.

Asimismo, hemos utilizado la cultura y el deporte como herramientas auxiliares para abrir espacios a la reflexión sobre una sociedad más inclusiva y la visibilización del trabajo de las mujeres que no han tenido cabida ni reconocimiento, hasta ahora, por su labor en las artes o el deporte. Estamos convencidas de que cada minuto invertido en el arte y en el deporte es un minuto arrebatado a la violencia y a la delincuencia. Por lo que bajo esa filosofía hacemos nuestra labor, día con día.

Les reitero mi agradecimiento por abrirme este espacio y dejarme traer a la Décima Musa conmigo, por lo que cerraré de su mano compartiéndoles que Sor Juana Inés de la Cruz murió a los 46 años de edad, víctima de una epidemia. Para ese entonces, y mucho antes de que existiera el concepto de la globalización, Sor Juana ya era leída en Europa, América y Asia y era un referente del Imperio Español.

Espero que todo lo que les he contado hoy sirva para inspirar sus proyectos, confío en que, como yo, sean fervientes enamorados de esta mujer y creyentes de que estamos en el camino para lograr lo que por muchos años nos resultaba imposible de imaginar: cerrar la brecha de género y lograr la igualdad sustantiva entre hombres y mujeres. Les invito a no tenerle miedo a la libertad.

Por Marcela González Salss y Petricioli

PAL