ARTE MEXICANO

Arte y feminismo: el collage de Giselle Dessavre como herramienta para conscientizar

A través de sus collages análogos y experimentaciones creativas, la artista visual Giselle Dessavre comparte sus experiencias y nombra la violencia que viven las mujeres

CULTURA

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Collage análogo. Foto: Cortesía de Giselle Dessavre

“Á(r)mate para la revolución; por todas las que están, por todas las que nos arrebataron, por las que vienen”, puede leerse con tipografías de diferentes tamaños, colores y texturas que están colocadas sobre una mezcla recortes de flores, plantas, mariposas, retratos de mujeres y fotografías análogas de marchas feministas. Se trata de una serie de collages publicados por Giselle Dessavre en su perfil de Instagram, que buscan conmemorar el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. 

Giselle Dessavre tiene 23 años, es actriz, artista visual y vive en Guadalajara. A principios de 2020 lo que inició como un hobbie, se convirtió en su herramienta de lucha. A través del collage análogo comenzó a nombrar la violencia que vivía, y el activismo feminista en el que cada vez se fue sumergiendo más, tomó forma en cada una de sus creaciones.

Hoy, todos los collages que hace tienen un trasfondo profundo y tocan diferentes temas: desde el aborto, la educación sexual, la salud mental, las infancias, hasta los feminicidios, las desapariciones y las movilizaciones feministas. Aunque la respuesta general ante su contenido ha sido positiva, a lo largo de estos meses también se ha enfrentado al acoso. A pesar de eso, se mantiene firme, pues asegura que lo ideal es seguir luchando y acuerpando aunque sea a través de las redes sociales.

Autorretrato-collage con fotografías análogas. Foto: Cortesía de Giselle Dessavre

“Lo personal es político”

Giselle recuerda que su involucramiento en temas que tienen que ver con la agenda feminista fue progresivo. Sus primeros collages fueron realizados en 2019, pero fue hasta 2020 que su necesidad por nombrar sus propias experiencias la llevaron a hacer el arte por el que es conocida:

“Poco a poco los discursos y temas que quería tomar del feminismo fueron metiéndose en lo que estaba haciendo y así fue como encontré, tanto mi estilo como los temas que me gusta tocar a través del collage”.

De ser un pasatiempo, el collage pasó a ser una parte fundamental para Giselle. A través de él reflexiona, cuestiona, comparte sus visiones y sentires sobre la vida y, lo más importante: pone sobre la mesa los temas que la mueven. Para ella era necesario que se hablara de esto porque así “el feminismo no se queda allá en los libros”, sino que desemboca en el arte y en la práctica personal del día a día.

El collage, una forma de resignificar 

Las primeras experiencias de Giselle en el collage no tuvieron que ver con tijeras y papel, más bien, se trató de una experiencia escénica y corporal. En ese momento estudiaba en la Escuela Nacional de Arte Teatral y durante una de sus clases una profesora le planteó a ella y a sus compañeros un ejercicio que consistía en acercarse a la actuación a partir del juego.

“A través del juego podemos tocar distintas partes de nosotros mismos en ficción para no lastimarnos. Por poner un ejemplo, si yo sufrí abuso sexual, qué metáforas, materiales, elementos, colores, olores, música o textos voy a decir en escena y cómo los hago metáforas para contar lo que me pasó en esa situación”, recuerda.

Esto mismo sucede con el collage análogo: se toman imágenes y se resignifican para convertirse en otras, unas totalmente nuevas. Debido a su formación teatral hay ocasiones en las que le gusta que sus collages cobren vida, que no se queden en lo estático y esto lo hace recurriendo al stop motion. En su perfil de Instagram tiene publicados algunos cortometrajes en los que usa esta técnica.

La magia y el éxito del collage

La idea de reconfigurar imágenes es una de las principales fascinaciones de Giselle y gracias a la libertad que el collage análogo le da, puede trabajar casi con cualquier cosa que se le ocurra. Para ella, esta libertad es poética, ya que incluso, si quisiera, podría revertir un significado o utilizar objetos que se pensaba, ya habían cumplido su último fin. Las posibilidades son infinitas cuando se trata de lo análogo.

“Tú tomas una foto y ya cumplió su fin último, que es ser imagen, pero no, hay que pensar cómo podríamos hacer para que esa imagen cumpla un objetivo todavía más allá de lo que es y ver cómo podría convivir con otros objetos que también estamos llevando más allá de su único fin”, cuenta.

La naturaleza, la basura, el desecho cotidiano y las fotografías análogas que ella misma toma son los materiales que más usa para trabajar, y metafóricamente hablando, también aplica para aquello que se quiere comunicar a través del collage: “cosas de nosotres mismes, cosas que podríamos llegar a desechar, eventos traumáticos y dolores; plantearnos cómo eso lo hacemos algo nuevo”, menciona.

Durante la cuarentena por la pandemia el collage tuvo un auge en redes sociales y la artista piensa que esa facilidad para conseguir los materiales es lo que atrae a las personas: “es algo que todes pueden hacer en sus propias casas, no es una técnica que sea lejana allá en los museos”, dice, “a veces se te puede secar tu planta y eso mismo se puede usar”.

A partir de toda esta reflexión sobre el trabajo manual que implica la creación del collage, afirma que para ella éste es “un acto de intuición y de juego” porque, por un lado, se trabaja con materiales de desecho cotidiano y, por el otro, la intuición es la que te va diciendo cómo acomodar cada cosa. Al final, lo importante es divertirse en el proceso y no pensarlo mucho.

Ser firme a pesar de todo

El acto de mostrar de forma transgresora el cuerpo en sus creaciones, de nombrar las violencias que las mujeres viven día con día y de cuestionar los estereotipos de género, le ha costado a Giselle un acoso constante:

“He recibido hasta amenazas de muerte y, por ejemplo, cuando hablo de sexualidad, suelo recibir mensajes por parte de hombres que me acosan directamente (...) afortunadamente he tenido acompañamiento por parte de mis amigos, amigas y familia”.

A pesar de todo lo vivido a raíz de la incomodidad que causa su arte, ella no piensa “achicarse”. Estas experiencias las recuerda no sólo por el acoso que ha vivido, sino por el cariño de las personas que la apoyan. Está segura de que necesita un descanso de redes sociales, pero no dejará de hablar de estos temas. 

Lo que viene para Giselle Dessavre son más proyectos llenos de experimentación y feminismo que impliquen la combinación de diferentes disciplinas: el cine, el collage, la actuación y el stop motion, todo para generar una mezcla artística que cuestione, nombre las violencias y permita dar paso a esa “chispita” llamada empatía que nos permita “luchar a todes en conjunto”. 

Por: Aranza Bustamante