JULIETA EGURROLA

Conversación con Julietra Egurrola: “Todo es posible en el teatro”

Durante 43 años, la escena ha sido el motor en la vida de la actriz. en esta charla, comparte vivencias

CULTURA

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ACTRIZ. Foto: Cortesía Julieta Egurrola.Créditos: Foto: Cortesía

Es una gran oportunidad poder compartirles una conversación con la actriz Julieta Egurrola. Egresada de la primera generación del Centro Universitario de Teatro de la UNAM, con Héctor Mendoza, su carrera en los escenarios teatrales mayoritariamente, pero también en el cine y la televisión, es muy vasta y ha sido ampliamente reconocida. Hace más de 40 años que la cultura teatral se ha enriquecido con la presencia de Egurrola, un referente para las actuales y futuras generaciones de actores de México.

¿Qué es el teatro para Julieta Egurrola?

Hace 43 años me hice esa pregunta, una vez que salí del Centro Universitario de Teatro de la UNAM; salí en 1976, y una vez que mis maestros me dieron la seguridad, me dijeron que tenía talento y energía para continuar con la actuación, sobre todo en teatro. Ha sido un proyecto de vida: 43 años, después lo digo y lo repito: el teatro es mi proyecto de vida. Tuve la fortuna de que el teatro me buscara. Mi vida ha estado totalmente ligada a la actuación. Yo sólo sé actuar y sobre todo hacer teatro; es a lo que me he dedicado y lo sigo haciendo.

Una amplia trayectoria con muchos reconocimientos y una intensa actividad; has estado rodeada de muchos personajes de los escenarios y la dramaturgia. ¿Qué nos comentas acerca de estas figuras del teatro?

Víctor Hugo Rascón Banda

A Víctor Hugo se le sigue extrañando con gran tristeza, te lo manifiesto. Fue alguien con una gran capacidad para desmenuzar, entender y “grillar” en favor de la cultura; un gran promotor y creador. Traté mucho a Víctor Hugo, lo quise mucho, gocé sus pláticas y consejos. De Chihuahua, abogado, funcionario bancario; presidente de la Sogem en su momento. Sólo pude trabajar en una obra de él, pero ha sido muy intenso este proceso.

Hablo de Desazón. En 2003 la estrenamos Luisa Huertas, Angelina Peláez y yo, bajo la dirección de José Caballero; le cambiamos el nombre con el permiso de Víctor Hugo. Originalmente se llama Sazón de mujer. Con esta puesta en escena hemos recorrido casi todo el país y el extranjero desde 2003. Este año la hicimos y se transmitió por medios digitales. Hemos crecido –envejecido— con esa obra. Es la historia de tres mujeres desazonadas, quienes cuentan sus vidas: una maestra rural, una exguerrillera y una menonita –que es el personaje que yo hago–. Durante 17 años la hemos presentado. Y es una obra muy vigente: a través de estas historias de mujeres se cuenta una realidad; a través de ellas, Víctor Hugo nos ofrece una visión sobre la realidad del país; qué estaba pasando en México.

Teatro documental Julieta

En efecto hicimos en su momento una amplia investigación de campo; él estaba en una de sus estancias en el hospital, haciéndole frente a una terrible leucemia y consiguió que viajáramos a Chihuahua a conocer una comunidad menonita; pudimos ir la sierra Tarahumara también. En esa obra originalmente, además de Pepe Caballero participó Alejandro Luna, quien realizó unos videos que acompañaban la puesta en escena, después este recurso dejó de utilizarse por un tema de logística y para facilitar la presentación en foros diversos. Es una obra producción del INBAL, y en 2009, se incorporó al repertorio de la Compañía Nacional de Teatro, de la que Angelina Peláez, Luisa Huertas y yo somos actrices eméritas.

Emilio Carballido

Un gran dramaturgo. No tuve mucho contacto con él, sin embargo, en 2017 fui la actriz invitada de la CNT para participar en una puesta en escena con la agrupación Gala Hispanic Theatre, en Washington, Estados Unidos. Hicimos una temporada de Yo hablo de la rosa, una de las obras más representativas de Carballido, hablada en español, con actores latinoamericanos residentes en EU.

Héctor Azar

Un gran pionero del teatro en México, creador de instituciones: el Teatro en Coapa; el CUT; el CADAC; el movimiento teatral en Puebla; la CNT. Azar, el “Zar” del teatro, fue el primero de muchas cosas.

Héctor Mendoza

Mi mentor y maestro, mi guía; me dio la seguridad de que tenía la capacidad de ser actriz, de transformarme, de comunicar historias; me dio conocimiento del quehacer teatral; con él aprendí a respetar el teatro, a tener disciplina, puntualidad, respeto por el otro, a escuchar y observar. Agradezco a la vida que lo haya cruzado en mi camino; le debo el que me haya encontrado y haya definido mi vocación. Lo maravilloso del teatro es que te puedes convertir, puedes ser lo que sea. Todo es posible en el teatro. Héctor Mendoza, Luis de Tavira, Ludwik Margules, Julio Castillo, ellos han sido las luces en mi profesión.

ESCENA. Obra Desazón. Compañía Nacional de Teatro. Foto: CNT/ Sergio Carreón

¿Cómo observas el confinamiento a que nos orilló el COVID? Algo que nunca imaginamos.

Aún lo estamos viviendo; nunca –nadie– nos lo imaginamos; seguimos en el proceso. En estos meses que han transcurrido, pensamos que sabemos mucho más acerca de la pandemia –pero aún así es algo desconocido–. Necesitamos mirarlo a la distancia para entenderlo mejor. Es una montaña rusa, una sacudida emocional, cultural, política, psicológica y económica. Nos ha pegado a todos; a la humanidad, a este planeta.

Nos enfrentamos al miedo y a la soledad, Julieta, ¿qué nos comentas?

Yo vivo sola por decisión desde hace mucho; una cosa es que sea tu decisión y otra muy distinta es la “obligatoriedad” de estar sola para cuidarnos del COVID. No salir, no ver a mis hijos y mis nietas. Ahí es cuando la soledad empieza a pesar. No soy miedosa; no soy aprehensiva, puedo tener ansiedad. Yo me levanto todos los días y digo: hoy no me voy a contagiar, y me cuido.

¿Qué lees?

Me gustan las biografías; ahora estoy en la lectura de Historias de actores. Un recorrido por el mundo teatral y cinematográfico, de Raúl Adalid, un gran amigo. Leo novelas; me gusta Jorge Ibargüengoitia; estoy buscando algo de escritoras contemporáneas.

¿Qué es el escenario para Julieta Egurrola?

Es vivir, vivir –a todo lo que da– el momento, el aquí, el ahora, el presente, una experiencia religiosa que no es solamente personal; es una experiencia que comunica, se da con mis compañeros en el escenario y con el público –esa importantísima relación de estar en vivo, a toda piel en el escenario–. En estos momentos, dado que hace meses que no piso un escenario, por supuesto que me hace falta, extraño vivir ese instante único e irrepetible.

Por Salvador Vera