MIRANDO AL OTRO LADO

La oposición avanza

Los avances logrados por la oposición en fechas recientes han cambiado por completo

OPINIÓN

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Ricardo Pascoe Pierce / Mirando al Otro Lado / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Los avances logrados por la oposición en fechas recientes han cambiado por completo el pronóstico sobre las elecciones del próximo año. La historia acerca de cómo ha sucedido este cambio es para un análisis futuro. Pero hoy es necesario tener presentes algunos de sus ingredientes porque siguen activos e influirán en las decisiones por tomar en los meses que vienen.

Los partidos políticos, en tanto entidades de interés público, son una aparición en escena bastante tardía en la vida política del país. Empiezan a intervenir en procesos electorales con cierta competitividad a partir de 1988. Antes existían formalmente, pero eran cajas de resonancia de intereses grupales muy específicos. Solamente adquieren relevancia cuando empiezan a ganar elecciones, a gobernar municipios o estados, a influir en los procesos legislativos y, finalmente, a ganar la Presidencia para gobernar el país.

Las reformas electorales que permitieron a los partidos políticos competir con cierta equidad se aprobaron en los años noventa. A partir de ese momento, apareció en el país una nueva clase política, vinculada a los partidos. Presidentes municipales de todos los partidos empezaron a gestionar presupuestos, cabildeando con los nuevos diputados estatales y federales. Con ese fenómeno democrático de la gestión del poder también se dio la descentralización en la toma de decisiones. El centralismo perdió poder, y los nuevos gestores eran los miembros de los partidos políticos.

Dado que los partidos políticos recibían los votos de los ciudadanos, suponían que eran fieles intérpretes del espíritu de la ciudadanía y de sus necesidades. Pero la democracia naciente en México sufrió un severo cuestionamiento y consecuentemente el descrédito de la sociedad porque los partidos decidían internamente sus propuestas y políticas, atendiendo intereses de los grupos internos de las organizaciones políticas sin necesariamente ser fieles intérpretes de las aspiraciones ciudadanas.

Se consolidó, en la primera década del Siglo XXI, un divorcio entre partidos políticos y la sociedad en general. El descrédito de las políticas públicas y de la democracia misma generó un conflicto de credibilidad al funcionamiento en general del sistema de toma de decisiones en México.

Grupos de ciudadanos empezaron a organizarse al margen de los partidos, para reflexionar sobre la realidad nacional, y algunos para trabajar en torno a temas de preocupación específica: medio ambiente, derechos humanos, maltrato a mujeres, protección a niños, protección a animales, violencia, crimen organizado, educación, salud, condiciones de reos en las cárceles, sistema de justicia, Estado de derecho, entre otros. De repente se conoció el nuevo México de las organizaciones ciudadanas.

Y los medios de comunicación empezaron a expandir su visión de lo que acontece en México. Redes sociales, blogs y periódicos virtuales empezaron a influir seriamente en la conversación nacional. Estos medios no se centran necesariamente en el debate del oficialismo y los partidos políticos, sino que van mucho más allá, tocando los temas que le interesa a la sociedad, sin dejarse atrapar por narrativas exclusivamente oficialistas. En este contexto de activismo social surgieron también los think tanks, buscando incidir de manera directa en la políticas públicas, en el combate a la corrupción y en el fortalecimiento de la democracia y su institucionalidad en el país.

Lo que se confirmó en esta etapa del desarrollo de las organizaciones de la sociedad civil es que la separación entre sus quehaceres y los de la clase política era, con la excepción de algunos casos, un divorcio total.

Lo que ha traído de bueno el gobierno de la 4T es que ha provocado el acercamiento estratégico de las organizaciones de la sociedad civil con los partidos políticos de oposición. Y la sociedad le ha exigido a los partidos políticos conducirse de otra manera, abrirse a una reflexión más rica y diversa, y cambiar sus métodos de trabajo, para bien de todos.

La primera experiencia de este acercamiento ocurrió durante las elecciones intermedias de 2021. La ciudadanía se organizó en Sí Por México para exigirles a los partidos de oposición a unirse en un frente común. Los partidos se resistieron, particularmente el PAN y PRI, por considerar que esa propuesta vulneraba sus plataformas ideológicas y sus estatutos internos. Y era cierto. Pero finalmente la lógica de los ciudadanos se impuso: la unidad era indispensable si el objetivo era derrotar la deriva autoritaria de López Obrador.

El PAN tuvo que hacer una reunión nacional de su dirigencia para aprobar la unidad, igual que el PRI. El PRD siempre estuvo de acuerdo con la unidad de los tres partidos. Pero tuvieron que acatar la presión de la sociedad, y modificar sus decisiones internas para lograr la unidad. En las elecciones del 2021 la unidad de esos tres partidos obtuvo los votos suficientes que cambiaron la correlación de fuerzas en el Congreso federal, impidiendo o dificultando las imposiciones antidemocráticas de Morena.

A partir de esa experiencia, las organizaciones ciudadanas se multiplicaron y ampliaron su membrecía de forma exponencial. Las y los ciudadanos habían percibido su capacidad de incidir en la toma de decisiones en la oposición, independientemente de que fueran los partidos políticos quienes cuenten con el derecho legal para registrar candidatos. El nuevo tema central a debate era: ¿cómo elegir a los candidatos de la oposición, empezando por la candidatura presidencial?

PAN y PRI se adelantaron, y repartieron las candidaturas, como se habían acostumbrado. El PRI nombraría la candidatura a la gubernatura en el Estado de México, mientras el PAN definirá las dos candidaturas centrales: Presidencia y Jefatura de Gobierno en la Ciudad de México. Esa decisión no satisfizo a la ciudadanía, por ser excluyente y burocrática.

Empezó la ebullición en torno a la propuesta de primarias como el mejor método para definir las candidaturas de la oposición, buscando un método que contrastara con el dedazo de Morena. Aunque PAN y PRI se opusieron inicialmente a las primarias, el contexto político les obligó a aceptar la propuesta, que es el método que hoy se aplica el nuevo Frente Unido Por México. Ambos partidos fueron obligados a hacer cambios a sus respectivos estatutos para acomodar este novedoso método para elegir las candidaturas de la oposición.

Hoy, incluso, subsisten resistencias al método de las primarias, como es el caso de la Ciudad de México. El PAN en particular se ha negado a aceptar el método de primarias. Pero finalmente va a tener que acceder un método parecido al nacional, porque así se lo está exigiendo la sociedad.

Así va la oposición en México hoy. Abriendo paso a nuevos actores en la política, a nuevas formas de hacer política y a nuevos métodos para la definición de sus candidaturas. Todo este proceso hace que la oposición sea una fuerza realmente competitiva y con capacidad para ganar las elecciones el próximo año.

La tarea que vendrá después de las elecciones de 2024 será la de incluir en la legislación electoral nacional la obligatoriedad de que todos los partidos elijan sus candidatos en primarias. Así se afirmará la contribución directa de la ciudadanía en la defensa de la democracia en México.

POR RICARDO PASCOE

COLABORADOR

ricardopascoe@hotmail.com

@rpascoep

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