COLUMNA INVITADA

Más allá del costo de la luz

Hoy Biden anunciará un plan aún más agresivo para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero

OPINIÓN

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Jorge Andrés Castañeda / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

En medio de la cantidad de despropósitos que atravesamos cada semana - Salgado amenazando a los consejeros del INE, ampliación de la presidencia en la SCJN y las que se acumulen estos días - las discusiones de hace un mes quedan en el olvido. Muchas de las implicaciones de la reforma a la Ley de la Industria Eléctrica no han sido exploradas ni explicadas por la prensa ni tomadas en cuenta por el gobierno mexicano.

Aunque por el momento se encuentra suspendida, es una posibilidad real que el gobierno gane esta partida y los cambios a esta ley sean avalados por la SCJN. La reforma a la LIE no solo llevará a una pérdida de competitividad como lo he descrito en este espacio, sino que puede implicar que a mediano plazo puede tener consecuencias.

Los compromisos para combatir la emergencia climática no solo han sido adoptados por países, sino por un sinnúmero de empresas globales para reducir la huella de carbono de sus productos y su impacto sobre el medio ambiente. Aunque estos compromisos pueden parecer en algunos casos una hipocresía, son reales y tendrán implicaciones tangibles, aunque estas no se materialicen de la noche a la mañana.

Por ejemplo, prácticamente todas las armadoras de automóviles han asumido compromisos internos (es decir del consejo con sus accionistas) para reducir la huella de carbono de sus productos a lo largo del ciclo de vida completo. En el caso automotriz, esto no solo involucra autos eléctricos, híbridos o de combustión interna, sino que también los procesos de producción y logística de la empresa y sus proveedores necesarios para llevar una unidad al mercado. Esto, por supuesto, incluye la energía que alimenta las plantas donde se fabrican las autopartes o se ensamblan los coches. El hecho que la energía que alientan estas fabricas venga de termoeléctricas de combustóleo, como es de imaginarse, no ayudará a cumplir estos compromisos.

Lo mismo pasa con la banca internacional. A la fecha, 38 bancos internacionales (entre ellos los bancos más importantes en México) se comprometieron a “alinear” sus carteras de crédito con el Acuerdo de París y han asumido objetivos específicos para lograrlo. Eso implica redirigir sus carteras de crédito (es decir a quien le prestan dinero) hacia empresas no contaminantes y a buscar financiar la transición energética y la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.

Por supuesto, esto no quiere decir que las armadoras dejaran de producir coches o que los bancos dejaran de prestar a empresas que utilizan energía generada a partir de combustóleo de la noche a la mañana. Pero estos criterios sí son cada vez más relevantes, por el activismo de los inversionistas, en la toma de decisiones corporativas de donde localizar la capacidad productiva o las inversiones. Hoy Biden anunciará un plan aún más agresivo para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y esto impacta a todas las cadenas productivas en México, queramos o no. Ojalá en la Secretaría de Economía se concentraran en explicarle esto al presidente y no en fomentar la inversión en Cuba.

Por JORGE ANDRÉS CASTAÑEDA
COLABORADOR
@JORGEACAS

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