COLUMNA INVITADA

Las trampas de la fe

Persuades para buscar poner en el imaginario colectivo una situación que ya “no desean”, cuál debería de ser la ideal y que un candidato-partido en específico son los únicos que pueden lograrlo

OPINIÓN

·
Óscar Sandoval / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La polarización es un arma de gobierno porque a pesar de que nos gusta creer que la mayoría es necesariamente mejor, al final, también ha sido arma para poner en coma a la democracia y disfrazarla del deseo del pueblo. Irónico pero cierto.

La comunicación política tiene tradicionalmente tres momentos clave: campañas electorales, ser gobierno y ser oposición. Esto es diferente hoy porque la #4T tiene la enorme habilidad de comunicar personificando en un solo movimiento al gobierno, la oposición y estar en campaña.

En el primer escenario, en democracias como la mexicana, se necesita polarizar porque tienes que generar pasión y lograr, al menos, un voto más que tu oponente más cercano. Persuades para buscar poner en el imaginario colectivo una situación que ya “no desean”, cuál debería de ser la ideal y que un candidato-partido en específico son los únicos que pueden lograrlo. Votas por un sueño.

En la segunda, teóricamente la realidad te alcanza y tienes que tomar decisiones que no necesariamente serán aceptadas por la mayoría, pero que son congruentes con lo que quieres alcanzar como ideal de país. Los gobernantes que han pasado a la historia, en su momento, han tomado decisiones sabiendo que su popularidad no es el fin de gobernar.

La oposición, por su parte, tiene en México dos periodos de tres años para construir un nuevo escenario ideal, otro sueño; y, en su caso, dejar de ser los culpables de sus propios errores y omisiones. Eso pierde sentido cuando la misma comunicación política logra que seas la personificación del error: los llamas directamente por su nombre, primer apellido PRI-AN, segundo, corrupción.

De hecho, este movimiento la ha transformado y ahora va más allá de la confrontación política. Mientras tanto, la oposición se opone a lo de siempre, la acción de gobierno.

Los números señalan que la #4T juega en los tres papeles. Datos de Colectivo Voto muestran que siete de cada 10 mexicanos consideran que México estaba muy bien hasta que llegó la pandemia, es decir, prácticamente perciben que el Gobierno no ha cometido errores, sino que estos son exógenos a ellos.

Un mismo número de mexican@s observa que los problemas son culpa de los gobiernos pasados, con lo que se ha logrado invalidar cualquier estrategia que la oposición quiera lograr. De esta forma, son sus propios críticos. La candidatura de Félix Salgado es un ejemplo. Muchos festejaron que “se había entrado en razón”, cuando solo fue una escala para ratificar “que es el deseo del pueblo”.

Cinco de cada 10 consideran que México está mejor con la llegada del Presidente. Técnicamente una polarización que muestra que su campaña funciona, lo que es un círculo virtuoso para Morena ya que fortalece sus decisiones.

México “ofreció protección al presidente Evo Morales, a los principales dirigentes del Movimiento Democrático de Bolivia, y se optó por resolver el problema en Bolivia por la vía democrática, a pesar de la polarización”, dijo el presidente López Obrador en la #Mañanera de ayer. Polarizar para ejecutar decisiones distrae, claramente los mexican@s estamos distraídos.

Así pasan unas y otras decisiones que pueden ser buenas o malas, lo que en definitiva no es positivo para nuestro país es que a pesar de que el color de las fichas sea diferente, el jugador es solo uno: la magia de la comunicación.

De esta forma, los mexicanos estamos construyendo nuestro destino. La culpa no es solo de uno, eso también es democracia.

Por ÓSCAR SANDOVAL
CONSULTOR, SOCIO DE 27 PIVOT
OSANDOVALSAENZ@27PIVOT.COM
@OSANDOVALSAENZ

rcb