COLUMNA INVITADA

Dos Méxicos

Ya no somos un país joven, somos más bien un país de adultos jóvenes

OPINIÓN

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Jorge Andrés Castañeda/ Colaborador/ Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Esta semana el INEGI publicólos resultados del cuestionario básico del Censo Nacional de Población y Vivienda 2020. Cabe resaltar que haber logrado levantar y publicar este censo a la mitad de la pandemia es un gran logro. El INEGI es una de las instituciones más solidas del aparato estatal mexicano cuyo presupuesto y autonomía deben ser defendidos a capa y espada.

En el mediano plazo, los datos arrojados por el Censo tendrán implicaciones cruciales en el futuro. Estos resultados cambiarán las dinámicas electorales del país ya que serán la base del proceso de redistritación electoral donde se espera que la CDMX pierda dos distritos y Nuevo León gane dos. De igual forma, los resultados del Censo deberían ser el punto de partida de cualquier política pública de este y por lo menos del próximo gobierno.

En el corto plazo, los resultados del Censo permiten mejorar nuestro entendimiento sobre el país y el territorio y empezar a desterrar algunos mitos, pero también resaltar diferencias regionales.

Ya no somos un país joven, somos más bien un país de adultos jóvenes. A nivel nacional, la edad mediana hace 20 años era de 22 años, hoy es de 29 años, lo que nos pone en niveles similares a países como Turquía o Vietnam. La razón de dependencia – la proporción de población de 0 a 14 y la de 65 años y más respecto a la de 15 a 64 años – pasó de 64 a 50 como resultado de una caída en la tasa de fecundidad de 2.6 hijos por mujer a 2.1, apenas por encima de la cifra de remplazo. Pero la cifra nacional esconde las diferencias regionales. Mientras que en la CDMX la edad mediana es de 35 años, en Chiapas es de 24.

Al mismo tiempo, este Censo confirma que somos un país urbano. Más del 88% de los mexicanos vivimos en localidades de más de 2,500 habitantes yel 37% de los mexicanos vivimos en alguna de las 10 zonas metropolitanas más importantes del país. En la Ciudad de México solo el 0.7% de la población vive en localidades pequeñas, como es obvio. Pero entidades como Oaxaca o Chiapas siguen siendo mucho más rurales, en ambas más de la mitad de la población habita en localidades con menos de 2,500 habitantes.

Estas diferencias son aún más marcadas al ver los resultados de equipamiento de las viviendas. En el país, las viviendas con acceso a internet pasaron del 21% en 2010 al 52% en 2020 y de teléfonos celulares de 65% a 87%. Pero, de nuevo, estos números esconden grandes desigualdades. Por una parte, entidades como CDMX o Nuevo León, el acceso a internet es de 75% y 70% respectivamente y de teléfono celular 92% y 93%. Por otro lado, en Oaxaca y Chiapas la penetración de internet es de 29% y 22% respectivamente, y de celular de 72% y 70%.

Estos ejemplos no hacen más que confirmar que existen dos Méxicos que cada vez se alejan más. Uno cuyos indicadores cada vez se parecen a los de un país desarrollado, más viejo, más urbano y conectado (aunque aún con muchas carencias). Y uno que cada vez parece más rezagado. Esto no se corregirá por arte de magia, sin políticas públicas bien pensadas, la brecha seguirá aumentando.

 

POR JORGE ANDRÉS CASTAÑEDA
COLABORADOR
@JORGEACAST